Monday, March 13, 2006

Señor en la Calle

Me para un hombre desarreglado, pelilargo, como risueño y hasta tenebroso en pleno libertador y Olazábal, Barrio de Belgrano, caserón de tejas. 7 de marzo, 19.30 hs.

Sr: ¿vos trabajaste alguna vez en Radio del Plata?
Yo: no, para nada. (perpleja, pensé que iba a preguntarme por alguna calle)
Sr: porque te conozco...
Yo: (viendo el chamullo venirse como ola de Villa Gesell) no, no... (y me alejo)
Sr: esperá, creo que te conozco. Yo trabajaba para Radio del Plata y tenía un programa de parapsicología, carta astral, se tiraban las cartas...si me dejás yo puedo decirte que...
Yo: no, te agradezco. (y punto)
Sr: hay algo raro con vos, algo... alguien... extraño....algo. Dame cinco minutos...
Yo: no flaco, no. (me doy vuelta y sigo caminando – hasta ese momento el tipo había hablado medio cubriéndose la boca con una mano en la que brillaba flor de anillo de casado pero cambió la voz y subió el tono abruptamente)
Sr. ¿Qué? ¿Ahora no me escuchás? (como enojado – ¡todos los locos me tocan a mí, desde cuando el borda exilió pacientes o dejó de aceptar ingresos carajo!)
Yo: ¿Qué te pasa flaco? Dejame en paz.
Sr. En unos días lo vas a entender. (me señaló con los ojos, sentenciándome- hijo de su madre)

Me fui puteándolo semi alterada y con un poco de miedo, al final había hecho un recuento de los últimos acontecimientos de mi semana y había un par de cosas extrañas que se sumaban ahora a mi paranoia. Y por momentos, qué tengo que escuchar a este tipo que es un demente. Pero por otros... podría darle cinco minutos, total. Podría sentarme en un lugar público y seguro, como un café y escuchar mi destino, después de todo qué es eso de algo extraño, alguien...Quizás hasta nos volveríamos amigos, llevate el piloto me diría un día de pleno sol advirtiéndome desde su conocimiento supraterrenal que en algún momento se largaría con juerza. Y yo le haría un par de batatortas para compensar el favor, escucharíamos a Achira por la radio y jugaríamos al truco con las cartas de tarot alternando con un vasito de grapa. “En unos días lo vas a entender”, y entonces pensé: siempre estuve a favor del entendimiento, ma’ sí y le di el gestito de ma’ sí con bracito y todo.

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