Monday, December 18, 2006

Manual para cabezas coloradas

Esto es para vos que todavía no la conocés. Que no conocés a La Colorada de Almagro. Este es una especie de manual didáctico si se quiere, para saber tratar con ella, para que cualquiera se pueda aproximar sin caer en el intento. Esto es para vos que todavía no la conocés.
En un primer acercamiento se puede experimentar la sensación de que su personalidad abruma un poco, que su tono de voz por momentos monocorde (con excepciones de su frenética y nunca censurada carcajada) pegue los saltos necesarios como para que uno reencuentre su culo en el asiento. Que sus manos que van al compás de sus relatos y comentarios (ambos merecen capítulos de análisis aparte) esquiven hábilmente los objetos aunque uno tenga el temor, y lo exponga con un paseo ocular hacia todo lo cercano, que nada saldrá vivo de ese encuentro. Frente a esto, nada más ni nada menos que la primera impresión, se aconseja no desistir, no caer en el facilismo de la tolerancia cero ni en la bajada de persiana prematura. La razón resulta más rica que explicable. Detrás de esa abrupta impresión hay todo un universo colorado que vale la pena. Sólo los considerados afortunados (personas a las que ella termina definiendo como familia) pueden acceder a su sensibilidad con cortina de humo y descubrir sentimientos que en este mundo todavía no tienen nombre. Es posible que una oreja colorada se asome en los lugares más inusitados justo en el momento en que uno termina de entender que quiere ser escuchado, a la salida del almacén un sábado a las once de la mañana, o caminando por Florida en un día que ha decidido vestirse de traje, y entonces la oreja salga de la luz roja del semáforo y literalmente te pegue un tubazo. Esto pasa. No es casual que cuando a uno la risa le dio la espalda y se puso en huelga, vengan un par de anteojos con marco negro, negocien con ella y la instalen sin mayores esfuerzos de manera permanente. Con el tiempo, se habrá logrado incorporar una persona que siempre está dispuesta a todo, en las celebraciones será la primera que brinde por vos, cuando te pongan la traba estará ahí para que anules la puteada y te rías de todo, de lo bueno, de lo malo, sencillamente de todo. Su filosofía está basada en esa risa y aparentemente no hay algo en este planeta que pueda desbancarla. En eso reside el poder Colorado. La risa y su independencia de superhéroe ante los prejuicios ajenos. Por eso este manual te aconseja que abras la cabeza al momento de conocerla, porque se cree que nadie está preparado para eso. Abrir tu cabeza porque La Colorada de Almagro no entra como cualquiera, viene con un par de valijas y se queda, y eso lo mejor que te puede pasar. Pronto notarás mechones colorados en tu pelo teñidos por su influencia y así llegará el día en que todos seamos un poco pelirrojos. Y entonces no se trata tanto de sentirte orgulloso de que esté en tu vida, sino de que ella te haya hecho un espacio en la suya.

un anniversaire heureux.

Thursday, August 31, 2006

Raticiales


Estampita del sur, tengo que decirte algo: yo banco a raticiales desde que iba a ser una revistita para distribución gratuita en las playas de villa gesell. se suponia que ibamos a caminar por la arena regalando este maravilloso arte y desafiando a la bucólica mentalidad de las vacaciones con pelota de tres colores y un pequeño cascabel en su interior.
Estampita del sur, que el viento que te arrastra vuelva a traer los sueños de los jinetes de saturno que alguna vez saltaron hasta marte. Congratulaciones por el derroche de los años que todavia no cumpliste.
Nina.

Thursday, July 20, 2006

No todo es a lo Carlin Calvo - Pablito Rago

20 de julio. Suscribo FF. Algo pasó en mi vida que no me permite definir a todo el mundo con claridad. Tengo esos grupitos de personas que me hacen bien y con los que comparto exclusivamente una serie de comentarios, códigos, anécdotas y años de historias y si agregáramos a un extra probablemente se sentiría out, left behind, sacreblieu, banananoteincarozo, sloterdijk, benveniste, chin -cheporo-to, y entonces sorry man, agarrá tus petates y get out of here. Y ese pancho que dejó a la mitá? lo envolveremos en una sábana blanca y nueva, lo elevaremos con nuestras propias manos y lo sacrificaremos por el bien de la comunidad, de esta comunidad que es nuestra y que no se banca los combates en Beirut, que Argentina se haya quedado afuera, las nuevas cantantes latinoamericanas con nombres como Belinda, Glinda y Susana y los giros de la moda que son imponibles. Pero que siempre recordará con cariño las madrugadas ebrias que tiraron a uno en la puerta de TyC listo para empezar una jornada laboral, los carlones saludando desde la puerta, los panchos comunistas marchando, los licores expensivos y sumamente fuertes, las maites dormidas en los sillones, los lanzamientos saponeanos urbanos y todos esos ricos momentos en que nos reímos hasta casi caer en la orgía literal.

Monday, July 17, 2006

Ningún quita peñas

Cuatro pesitos la anticipada. ¿Y si la comprás directamente allá? Cinco pesitos. (Glup). Va a haber empanadas, vino y los ceremoniales sanguchitos de lomo. No te esfuerces más, eso es todo lo que necesitamos saber. Tranca, ahí estaremos.
El sábado nos fuimos para allá como escolares que suelen ir de excursión al Congreso. Un gimnasio en Urquiza lleno de familias puso, como mano derecha que viene a estrechar la nuestra, una mirada unánime con cierta suspicacia. Gauchos, chinas y todo un equipo de Boy Scouts eran la imagen de lo corriente mientras nosotros en jeans y buzos no éramos más que lo impropio. Traete una sillita desplegable. ¿Y cuánto pesa la torta?
Algunas chacareras, algunos escondidos. Bombachas y sombreros mínimos zapatearon con furor y adentro!. No era otro que el ballet folklórico de enanezcos ganadores del concurso allá por el azul Bariloche. Lágrimas paternales como muestra de orgullo, miralo viejo se le ve el sombrerito nomás –al compás de codazos visionarios-. La torta paseaba rumoreada por adivinanzas sobre sus kilogramos equivalentes al premio final. Mozos Boy Scouts de millones de edades diferentes vendieron rifas y trajeron cafecitos con pedazos de torta, pero no la del peso, esa al final viejo. El grupo cómico desplegado. Si los viera el loco Les Luthiers diría ejem-ejem. Vos lucido que no digo lúcido sino que te luciste. Y por ende nosotros-los extranjeros (que fuimos de a uno levantándonos en aplausos), también. (Y no es por chorearte mérito, es solidaridad criolla viejo) Saludos en cautiverio.

Thursday, June 29, 2006

A lo Sumo

Resulta particularmente tragi-cómico que la mismísima rubia de Sumo, toda etiquetada, se pare en medio de un aula de la UBA y que ante la ausencia prolongada del docente golpee con su mano lo que queda de un pupitre y grite: " ¡Eeeh, vamo' a ser un piquete loco!"

Friday, March 31, 2006

El último de los Intentos

Me despiertan, me adormecen, me pegan, me calman, me enloquecen, a veces me hacen suspirar y otras no me dejan siquiera respirar. Transpiro, me muero de frío, me iluminan o me dejan en la sombra permanente como si tuviera una nube de tormenta encima. Todo en cuestión de minutos. Hacen lo que quieren conmigo. Es imposible intentar controlarlos. Es una completa situación política y también social en la que no ejerzo autoridad alguna sobre ellos. Anarquía. Libertinaje. Descontrol. Subestimación de mis capacidades coercitivas. Mis truncos Intentos yacen agotados y exasperados arriba del sofá de mi condición. Y pierden una vez más esta guerra. Salen vencidos de la lucha. Se retiran. Mis Intentos se retiran cabizbajos. Han perdido a varios en el camino y toman la sabia decisión de volver a prepararse para poder salir en algún momento de nuevo al enfrentamiento. ¿Qué será que tienen Ellos, Los Otros? ¿Será que están mejor preparados? ¿Qué tienen más armas? ¿Qué tienen mapas para hacer efectivos sus recorridos y aniquilar a Los Intentos agarrándolos desprevenidos? ¿Sabrán exactamente los puntos franqueables y les darán en el blanco? Ni una batalla ha sido ganada por los jóvenes Intentos. Y eso que se han entrenado con vehemencia.
Hubo meses de negociaciones. Las mismas trataban de buscar una salida pacífica a la crisis y fueron llevadas a cabo en la Convención de mi Supervivencia, en agosto último. Pero meses más tarde, doce Intentos murieron en un tiroteo entre soldados y francotiradores de Aquellos Otros en una manifestación llevada a cabo por los primeros, en un momento de subversión exacerbada que condujo a la dolorosa pérdida de los compañeros que hoy yacen en el cementerio de Mi Memoria.
Días posteriores, Los Otros amenazaron al Hartazgo con represalias por la presunta intromisión en el asunto. Aparentemente, este último trataría de convencer a los Intentos de abandonar la causa dejándole lugar para que el Hartazgo prevalezca y así cerrar una larga historia de tires y aflojes. El Mayor Hartazgo sostiene que se vive dentro de un “estado terrorista” haciendo alusión a la tortura y a las armas de destrucción masiva de las que se valen los Aquellos.
Una gran batalla toma lugar entre soldados de los Unos y tropas de los Otros. El ejército hace un control en el que mueren siete civiles. En el frente sur, las tropas del Hartazgo se enfrentan al ejército poderoso. En el norte, los paracaidistas de este bando preparan el terreno para iniciar los combates contra las fuerzas desplegadas en la zona que intentan impedir su conquista. Lógica maquiavélica la de los Otros: aborrecen el avance de los Intentos, de cualquier Intento pero también la idea de que éstos se rindan de manera definitiva. Incoherencia que se sustenta en el placer de ver sufrir al otro, o más bien en la satisfacción de verlo a su merced.
Seguido a eso, las tropas de los más fuertes entran de manera invasiva. Patrullan y comienzan a sembrar Saqueadores de Instintos por doquier. Se trata de milicias camufladas que realizan secuestros dejando el escenario pelado de toda Percepción (pequeña célula que puede prevenir tragedias). Inmediatamente, unidades de la Guardia Salvate-Stavez se dirigen hacia al centro norte del continente para reforzar la línea defensiva. La coalición Otros-Instintos se sitúa a menos de 10 kilómetros de ahí.
El Jefe de Gobierno reconoce la situación de anomia total. En su discurso del día de ayer al mediodía adelantó que probará con un último Intento y dictará un ultimátum de 72 horas dirigido a los Aquellos Otros, dándoles a elegir el exilio o la guerra, al tiempo que coloca a todo El Sistema Nervioso en alerta roja ante posibles ataques en el término de ese plazo. El elegido Intento está siendo preparado y circuló la noticia de que ha sido alistado y vestido por su propia esposa y despedido durante horas por ella y sus dos hijos. Se trata de un joven combatiente quién en el final de sus veinte años no ha dudado en hacerse cargo de semejante petición y responsabilidad que no es moco de pavo, para nada. El Jefe gobernante lo ha dotado de una grandísima y dorada medalla. Es el orgullo del pueblo. Su mejor amigo le ha lustrado el calzado y sus compañeros lo han levantado conmemorándolo antes de su partida. Llevará con él un bagallo lleno de recuerdos, porciones de trayectoria y dosis de melancolía de los llamados Buenos Tiempos que disparará como último recurso ante el avance enemigo aniquilador. Su comida ha sido racionalizada para las cronometradas 72 horas. Se ata los cordones de sus borcegos, se pasa lo último que le queda de gomina en su frasco de Lord Cheseline, se cuelga su mochila de acampar y besa a cada miembro de su familia en la frente. Y ahí parte, caminando lleno de esperanza y fuerza, que no es sólo suya sino de todo un contingente que lo mira desde las puertas de sus casas. El atardecer de fondo, el polvo de la tierra que de a poco se levanta provocando el semi giro repentino y la mano que le cubre los ojos, una música lenta y como de despedida que nadie sabe de donde salió, su birrete que apenas tiembla con el viento y la sensación de inquietud que desvalija mezclada con el anhelo del regreso triunfante que infla el pecho y lo llena de dudas. Y es que esto no pasa todos los días, años de guerra nos desafían nuevamente ante la penumbra de la partida, después de tanta pérdida, volver a levantar al desgano de ese colchón pulgoso en el que duerme y cachetearlo para que sonría de nuevo. Para que sea positivo una vez más y se olvide su prefijo adentro de un cajón bien enterrado. Mientras tanto ahí se va, caminando seguro y petulante en el buen sentido, masticando resabios de venganza por la ausencia de sus compañeros y medio sonándose los nudillos amenazante, ahí se va entonces señores, el último de mis Intentos.

Monday, March 27, 2006

Las Facturas

- Un merialuna por fovor...
- De dey is biutiful, no?
- Dale vieja con el mate, hace ocho siglos que no me toca a mí.
- Eso te pasa por comer bola de fraile, te taponeás y después pedís mate en estado de emergencia.
Tres pares de ojos santafecinos se miraban como no cazando one. Sentaditos en platea frente a la tv y observándo un programa de pipl an arts se quedaban así de calladitos no vaya a ser que le pifien, no me animo siquiera a intentarlo, toda colorada la Gladys me explicaba que el inglés nunca había sido lo suyo. Mientras tanto en la mesa, mis padres y yo con los visitantes que alternaban los vigilantes de pastelera con sorbitos nacionales.
- Guagggghh! en el lenguaje universal eso significaba asco. Y asco frente a la prueba extranjera del elemento telúrico del mate.
- Así se toma de verdad, así se toma en el campo, biiiiiiien amargo señores.
- Too sour!. Cof, Cof.
- It, it esa, la de membrillo, esa, very good.
- Or dis, dulce de leche, veri aryentain.
A partir de la pregunta foránea, la cara inmutable y estática, casi asustado y hasta nervioso, andá a saber cuántas cosas le pasaban por la mente al hombre en ese momento.
- what is your name?
Paradito con sus manos agarradas a la altura del pecho, como sosteniendo una gorra, una especie de boina invisible, así permanecía.
- Guatys yornei? ¿qué dice? mirando para los costados como pidiendo rescate.
Risas. Ofrecer y alcanzar el plato de facturas se volvió el medio de comunicación, los gestos visuales fueron el esperanto y todos nosotros los fieles entusiastas de esa única lengua permitiéndonos compartir un desayuno diverso.
Al final y frente a las migas de las facturas como únicas testigos, las palabras de cierre en las que ellos dijeron muchas grrracias y nosotros iuar güelcom.

Thursday, March 23, 2006

du sucesos

Argentina: a 30 años del golpe. España: la ETA suspende los ataques de manera permanente e impulsa una negociación democrática. Acá siguen las negociaciones de la carne, las papeleras, los piquetes, vino Jamiroquai, el clásico el domingo, se encontraron 300.000 partituras olvidadas en la Biblioteca Nacional, una mujer asesinó a otra tras dejar a los hijos en el colegio, Tevez figura y gol, Carlos Berlocq, nacido en Chascomús y ubicado en el puesto 81 del ranking mundial de la ATP, jugará hoy por la rueda inicial ante Donald Young (552), en un partido alrededor de las 14 -hora argentina-. En Chascomús, mientras tanto, tres dedos llenos de arrugas (pulgar, índice y mayor) están sintonizando una radio que está ubicada arriba de la carpeta blanca de la cómoda de una pieza con piso de madera y espejo de marco gótico, un pajarito va hacia la ventana y sin poder distinguir el vidrio se estampa haciendose torta.

Monday, March 13, 2006

Y en el interín, el ya que.

Cuando los motivos del rompimiento de una relación pasan por el lenguaje, tienden a tildarnos de psicóticos. La errática elección de las palabras que conforman el vocabulario es una de las razones por la que las personas eligen o no formar parte del concepto de romance. Acá no hay leyes ni normas resultado de una convención de un grupo de personas, esto es completamente arbitrario y subjetivo y es por este motivo que todo se vuelve aún más complejo. Cada sujeto se rige por sus propios reglamentos, mide con su sistema métrico de tolerancia y pega el grito y el portazo según se lo indique un conjunto de partes que operan de manera interna y que persiguen un objetivo en común: aniquilar toda frase mal formulada, palabra mal enunciada, malestar en el léxico o simplemente mala entonación del individuo parlante. ¿Psicóticos? Esto no es nada. Para ser aún más precisos y a la vez quizás más neuróticos, tenemos que ser claros: se trata de un capricho, de una voluntad exacerbada pero sin fundamento, por lo tanto es inútil pedir explicaciones coherentes, las respuestas son simplemente porque sí. Hablar mal resulta tan molesto como hablar extremadamente bien. Todo esto es válido en la cotidianeidad, pero resulta vertiginoso cuando lo envuelve un componente simbólico y explosivo como el romanticismo. El candidato que se maneja dentro del marco políticamente correcto anula absolutamente lo que puede considerarse idílico, saca del juego a la imaginación, a la creatividad y nos hace entrar en un estado de reacción a estímulos monótonos, repetitivos o tediosos, tornándolo todo insulso y aburrido. Sólo nos toma un minuto citar algunos ejemplos: “saludos cordiales” es la manera de despedirse en una carta formal hacia una empresa o autoridad. Pero no es la forma de hacerlo en una charla virtual con una persona con la que se está intentando lograr un acercamiento del tercer tipo. El uso compulsivo de la aposición es considerado un abuso. Cuál podrá ser la necesidad de hacer aclaraciones cada dos palabras. Habla de una falta grave de autoestima o de la penosa situación de suponer constantemente que el resto no nos entiende. “Realmente pienso que sufrimos una situación desafortunada”: uno podría pensar que se trata de un accidente, fraude o coyuntura precaminosa y que la recuperación de ese infortunio sería resultado de un proceso largo y trabajoso. No que se trataría de un intercambio de mails a destiempo, una fallida comunicación posmoderna. Dejemos el “y/o” para los documentos comerciales, la explicación de balances, la redacción judicial, el derecho civil, no para marcar ambas posibilidades con un dejo dubitativo en una charla en vivo y en directo. Por último, el “sin más, me despido” está censurado salvo que se trate de una citación o una carta de la municipalidad. Absorber todo esto de manera conjunta puede provocarnos un shock emocional, una pastilla en el medio de la garganta, el sorbo de agua que viene al rescate, los ojos llorosos causados por el atrancamiento, el golpe en el pecho, otro sorbo de agua, todavía sigue ahí parado, la verdad no me estoy sintiendo muy bien, mejor me voy a casa, lo dejamos para otro día, su “de acuerdo” que viene a confirmar la decisión abrupta, para en el instante dejar de serlo y convertirse en la más sabia que hemos tomado en los últimos años.
Escuchar hablar mal es como tener una piedra en una bota cuya altura llega hasta pasando las rodillas. Molesta cada vez que se da un paso, pero ante la babilónica fiaca de frenar y hacer el esfuerzo por quitarla uno suele esperar hasta que logra hacernos doler. Corregir es algo incómodo, pero con el tiempo no hacerlo y seguir siendo testigo no comprometido con esos errores se hace intolerante. Leer faltas de ortografía quita de erotismo y sexualidad al otro, lo deja desnudo frente a una luz de dicroica que marca no solo sus defectos sino también aquellos que desconoce que tiene. Todo se vuelve transparente y se proyecta un futuro en una pantalla más allá de ese otro con tanta claridad que hace que la elección de la salida por la puerta trasera sea aún más rápida que en el caso anterior.
Desmitificar las relaciones amorosas que cuentan historias de amores a primeras vistas, que vivieron felices por siempre y comieron perdices sin intoxicarse con e-coli, parece ser cada día más fácil actualmente. Algunos filósofos las definían como relaciones de poder, del uno sobre el otro. Hoy podríamos decir que se trata de un poder que se funda en el lenguaje. Si la elección del estilo es táctica, la de las palabras es clave y por sobretodo su aceptación está condicionada por la subjetividad completamente azarosa del destinatario en la instancia de recepción. Hay ciertas palabras que están completamente abolidas, algunas parcialmente permitidas y hasta simpáticas como los latinismos del tipo “quórum” “in situ”, y otras que caen bien, resultan divertidas, su uso no suele ser popular y su sonido es pegadizo. Este es el caso de la palabra ínterin. Nunca tan acertadas aquellas personas que la usan. Bienaventurados los fieles que la eligen. El clic mental cuando se la escucha es tal que produce una apertura de ojos en complicidad y una sonrisa que hace flamear la bandera blanca de la rendición en el instante. No hay nada más lindo que un ínterin bien usado. Si uno se envuelve en un relato tendido casi inacabable el recurso del ínterin viene como anillo al dedo para despertar a la audiencia y ponerla a merced de nuestra atención. En los velorios, en las misas, en las reuniones eternas un ínterin viene a distender, a descomprimir y a aliviar los climas densos. “En el medio de”, su significado, tiene ese tono monótono que sólo pueden darle cuatro letras E en fila. En cambio, las dos I en ínterin son como un repique de triángulo, como un silbatito para adiestrar animales en un circo, como el sonido de un timbre en un ring-raje. Entre las palabras a elegir, en ese pasadizo que hay entre las que nunca se debería y las que sí se podría, está el ínterin. Y en ese mismo lugar, pero en su versión negativa se encuentra el ya que. No es muy grave, por lo que no se lo puede localizar en la sección “desterrados” ni tampoco está cien por ciento aceptado. Está ubicadito en la mitad, pero a veces su uso puede ser letal. El hecho de que forme parte de una conversación informal que esté colmada de elementos de seducción que adornan la situación como cortinas de paño puede ser sumamente desafiante: requiere mucho talento y por sobretodo un gran carisma, dos ingredientes cuya combinación no suele darse a menudo. “Te paso a buscar con mi auto ya que lo saqué del taller”. Mal uso. Nunca puede reemplazar el porque cotidiano, y si lo hace tiene que estar justificado. Reitero con el afán de ser claros: nunca que el porque pueda ocupar el lugar del ya que este último debería constituir una opción. Las razones son numerosas. La más importante es que es una manera protocolar de decir lo mismo en un marco que no pretende esa exigencia. Muchas veces su uso viene a engalanar innecesariamente un discurso creyendo firmemente que su única contribución satisface el criterio de la categoría y ahí se menciona y listo. De manera equívoca se cree entonces, que se ha cumplido con la formalidad del asunto.
Existe una sola posibilidad de existencia del ya que: solo cuando viene combinado con un ínterin. En un relato solo puede permitirse su utilización cuando este viene “salvado” por el uso previo del primero. Y en el ínterin de la charla, el ya que. Vaya y pase, no sin nunca advertirlo de los serios planteos que su aparición suscita. Una vez esto, las reglas están echadas nuevamente sobre el tablero del juego intentando que ese ya que no se convierta en “jaque”, que las piezas no terminen comprometidas y menos el rey: nuestro ínterin. Si esto resulta difícil de entender, no porque sea complicada su formulación sino porque a la percepción común de la gente carezca de sentido, es necesario aclarar que se trata de un blanqueo completo, una puesta sobre el tapete de algunos issues que muchos se niegan a aceptar en voz alta. El camino es duro y en el ínterin uno pierde salud mental. Los años pueden venir a golpear la puerta armados hasta los dientes (ya que estos no vienen solos) para despojarnos de nuestra cordura, guardarla en un cajón con llave y vestir ese esqueleto con tics mentales y caprichos inexplicables pero bajo la justificación intransigente de eso que llaman vejez.
Sin embargo, ante la pérdida de toda esperanza causada por el lugar donde confluyen la imposibilidad de llevar adelante una relación con todos sus problemas a veces inexplicables, aquellos obstáculos del vos y del yo, implicando el nosotros y la mar en coche, en algunas ocasiones se da algo peculiar y tan inusual que viene como una luz roja hacia nuestras pupilas. Se trata de la posibilidad que el lenguaje otorga en mínimas oportunidades: la de compartirlo, crear un código en común y hablar en un mismo idioma por fuera del que habla toda la gente. Cuando uno ha codificado su relación está hundido como sucede en la batalla naval. Las palabras empiezan a significar más allá de sus significados al mismo tiempo que uno logra entender más allá de las palabras. Llegado este punto de acceso exclusivo las cosas se vuelven serias. Hablar bien, hablar mal, hablar de una determinada manera ajena a la del resto de las personas y en común con un otro son las posibilidades que nos abre la utilización del lenguaje. Saber elegir de manera inteligente es el desafío. En un mundo donde la comunicación arrasa con viejas costumbres, donde la oralidad no está más de moda mientras que la versión escrita de todas las sensaciones sí lo está, es importante prestar atención a nuestra manera de expresarnos, ya que esto dice mucho más que algo de cómo somos, dice especialmente lo que seremos.

Las Despedidas

Ahora que el mayor se casa se nos viene como un hipo abrupto esa sensación de estar los cuatro paraditos y en orden cronológico al borde de un precipicio. Y ahí la pregunta: ¿quién sigue?. A él siempre le pasaron primero las cosas y tuvieron ese gustito a inauguración de eventos en la vida consanguínea que te seca la boca y te enaltece pero con pequeñas manchas de un temor que significa dar ese primer paso original para que los menores sigamos después su pie derecho. Muchas despedidas. Cartas a los doce y figuritas basurita pegadas sobre madera como souvenir por si las dudas extraña durante alguna noche cordobesa. Verlo a los trece en el muelle de Río Santiago. Observarlo desde un ferry que se aleja de su interrumpida infancia con lagrimones en los ojos dentro de un paisaje de birretes blancos que no logran asentarse en las cabezas de dibujitos animados. Seguir a los dieciocho la desaparición de su cuerpo por la escalera mecánica hacia un extranjero, como si esa lejanía significara de alguna manera la pérdida absoluta. Vivirlo primero para hacerlo nosotros después. Ahora que el mayor se casa, quién sigue. Armar sus cajas en la súbita mudanza de sus veintiséis y decime porqué te querés ir si acá está todo bien, si siempre los seis o acaso no. Enojarse primero para hacerlo nosotros después. Entonces ponemos los platos sobre la mesa y porqué tardan tanto en sentarse, parece que cuando la comida está lista todos desaparecen qué lo tiró. El frasco con el queso rallado que nunca es suficiente. Los primeros platos salen llenos y los últimos casi que hay que completarlos con sandwichitos de salame. Y una vez más el mal cálculo. Es la única fórmula matemática que nunca se valida. Pero con esas caras ya no hace falta que me cuenten cómo la pasaron anoche. La prelación maternal por los almuerzos familiares se limpia las manos en el repasador. La división de los géneros es una cosa prehistórica, ya no se usa eso. La lucha prolongada un mes antes de la ocasión: decime porqué yo no puedo ir a la despedida de mi hermano, si me aguanté a los tres toda mi vida explicame porqué tengo que ir a la otra. El ritual masculino del desbande, eso no podés ver, justamente eso. La afeitadora que le quita virilidad y le pone gracia, ese es tu castigo cabezón. Salir en traste por la nueve de julio, un beso a una vieja y un saludo al policía y la caravana que lo sigue y los peatones que aplauden. Levantar la cabeza del balde y reconocer en todos ellos a los otros dos riendo y palmeándolo por la espalda. Ahora la mota negra en tu cabeza, te vas a morir de calor cabezón. Y entonces yo con ellas, que caigo en la cuenta de todo y pierdo el equilibrio y entonces agarrame del brazo que mi hermano se casa. Se estarán zarpando con él segurísimo dice la novia, ojalá que no le tiñan el pelo. Y de nuevo en la mesa, con la luz sabia del sol, el que rompe el silencio es el viejo: ustedes desconocen las propiedades de la química. Se lo podía teñir, desteñir con agua oxigenada y volver a teñir de su color, mientras marea un poco su vaso de vino tinto. Además lo tendrían que haber rasurado en franjas. No lo teníamos así. Tu padre ha hecho cada cosa de joven nena. Mi relato tratando de transmitir la indignación ante la abstemia de todas en la fiesta, sin ánimos de vilipendiar. Tres sorbitos de un aperitivo no son nada flaca, tenés que tomar más, se supone que es tu última noche como soltera. La más audaz interviene. Que pida profilácticos por la calle. Guau, todo un tema. Ella se acerca a los oídos y toda vergonzosa vuelve mostrando uno a lo alto. Y media copetín baila con un mismo pasito todos los estilos de música, qué contenta que estás. Y en la madrugada, en el humo los vemos venir. Acaso esa cosa semidesnuda es él me pregunto. Y los veo a los tres en medio de los otros. Qué bueno que vinieron. La túnica se levanta y se le ve el culo. La última vez que se lo vi tenía ocho. Está todo pelado guacale aunque peludo guacale. Y está feliz pero también ebrio y cuánto le dieron de tomar. Lanzó durante la primera hora, decí, sino estaría arruinado, miralo cómo salta, ese colaless es un desastre y es de cuero argentino. Los brasileros andan así por la vida y nadie les dice nada así que no se burlen che, yo lo hago por el Mercosur, habrase visto. Más brindis. Como dos personajes de obra de teatro barata se encuentran en el medio del salón y a mí me hicieron subir a un bondi con toda la gente le dice todo forofo mientras le acomoda un mechón de pelo sobre su oreja derecha, y yo tuve que buscar un preservativo, le palmea el gluteo izquierdo. Y de nuevo en la mesa por qué no me cortás una lonjita de salame por favor. Tres colchones en la casa de los viejos y una cacerola al lado de cada uno. ¿Todavía tienen ganas de almorzar? El viejo que dobla su servilleta en un exacto cuadrado, la pone debajo de su copa, contame de tu vestido princess. Asomo los ojos de la compotera con dos bochas de helado, es una especie de merengue verde agua pa. La vieja que quiere entrar a la fiesta con una palangana, fluye Providencia por sus poros. Lo mejor está en el cuarto. Risas. Yo sí tomo vino porque yo estoy bien, y esta es la prueba. Salud muchachos, sonrío irónicamente y disfruto sus caras de asco. El perro loco pasea solo por el barrio pero siempre vuelve. De fondo el disco de las paraguayas políglotas resulta ser el mejor antídoto ante la música que compone la gallega esa. Me depilaron todo estos hijos de su madre, y no sabés cómo pica ahora. En el orden de la vida cuál es la regla, en algunas ocasiones todo se desbarata y gobierna la anomia, en otras en cambio, el curso de los acontecimientos es obediente y también están aquellos otros momentos en que el paso entre una circunstancia armónica a la otra es brusco y shockeante. Cómo se puede predestinar. No existen análisis de comportamientos o de tendencias. Las cosas les suceden a unos y a otros a veces nunca les suceden. Pero a él siempre le pasaron primero, como siguiendo con un mandato burocrático al pie de la letra. De nuevo esa sensación. Los cuatro paraditos al borde del vacío. Y ahora que el mayor se casa, quién sigue.

Ahorrate tus palabras

Este noes un buemomento para mí, estoy desordenavida, no sexactamente lo que me pasa, algunodías estoy bien y otros, estal. No quiero hacertal, no quiero lastimart. Quieroq sepas questoy haciendo loq creo es mejor paraldos. Supongo que algún día lo vasa entender y me vasa entender a mí un poco másq hoy. No me mires así. Yo también estal. No esq creoq coslas se pueden resolfuera de la relación, no digaeso, pero admitoq diestancia puede ayudarnos a ver comongeniar y conjugarnos el díae mañana. La diferencia entre vosyo esq para estoes definitivos, para mí no. Yo creoq podemos construir algo con el tiempo. Not rías. Creoq podemos llamarvernos de vez cuaendo. Sientoqt merecés algo mejorq yo, estoy confundido y vos necesitas clarament a alguienq pueda sostenert y ser tu compañero y pareja, yo no puedo hacer eshoy. No sovos, soyo. Soyo elq no puede entendert y no puede escuchart. Algun día me voy arrepentir, ya lo sé. Perorfavor llamame cuando mecesites porq quieroq sepas que siempre vasa poder contar conmigo y si estas triste o algo, no dudes llamarmen. No quiero segoista pero me gustariaq siguiéramos en contacto, sino lo voy respetaero pensalo. Como si yo esto no lo hubiese escuchado nunca, como si mi experiencia o la de las mujeres que me rodean no me hubiesen enseñado ni un ápice de absolutamente nada. Algo más? No me tratesí. Yo también tengo bronca porq esto funcionóno. No es bronca lo mío, no te confundas, yo estoy indignada que es algo diferente. Pero bueno, dale, seguí. Esactitud nonos ayunada. Ey mirame, yot aprecio mucho verdades. Y noes por personotra, es por mi, no piensesq es por chicotra, es porq creoq no estoyo listo y queneste momento necesito enfocaren otrosas. Decime quién te va a bancar como yo querido. Estas con esa cara de escuálida seguridad convencido de lo que decís, convencido de que a mí me convencés, y yo te miro sin decir nada, porque no quiero perder más mi tiempo discutiendo con amebas infantiles, te digo que sí con la cabeza y mirate que seguro te ves gil. Vení, vení conmigo, dale, aflosja brazos y acercat un poco. Hasta juntarpodemos a charlar y acordarnos delas buepocas juntos, qt parece a vos? Cuanto bla bla al divino botón digo yo, ni que me alentara algo tanta parafernalia, ni siquiera sos tan bueno en eso y vos pensás que sí. Magnífica carencia de ganas para esta prolongada despedida, después de todo no fue tan importante. Quieryoq estés bien. Prometeme que vasastar bien. Quedate tranquilo, quedate tranquilo. Después de todo, yo ya sabía todo esto.

Señor en la Calle

Me para un hombre desarreglado, pelilargo, como risueño y hasta tenebroso en pleno libertador y Olazábal, Barrio de Belgrano, caserón de tejas. 7 de marzo, 19.30 hs.

Sr: ¿vos trabajaste alguna vez en Radio del Plata?
Yo: no, para nada. (perpleja, pensé que iba a preguntarme por alguna calle)
Sr: porque te conozco...
Yo: (viendo el chamullo venirse como ola de Villa Gesell) no, no... (y me alejo)
Sr: esperá, creo que te conozco. Yo trabajaba para Radio del Plata y tenía un programa de parapsicología, carta astral, se tiraban las cartas...si me dejás yo puedo decirte que...
Yo: no, te agradezco. (y punto)
Sr: hay algo raro con vos, algo... alguien... extraño....algo. Dame cinco minutos...
Yo: no flaco, no. (me doy vuelta y sigo caminando – hasta ese momento el tipo había hablado medio cubriéndose la boca con una mano en la que brillaba flor de anillo de casado pero cambió la voz y subió el tono abruptamente)
Sr. ¿Qué? ¿Ahora no me escuchás? (como enojado – ¡todos los locos me tocan a mí, desde cuando el borda exilió pacientes o dejó de aceptar ingresos carajo!)
Yo: ¿Qué te pasa flaco? Dejame en paz.
Sr. En unos días lo vas a entender. (me señaló con los ojos, sentenciándome- hijo de su madre)

Me fui puteándolo semi alterada y con un poco de miedo, al final había hecho un recuento de los últimos acontecimientos de mi semana y había un par de cosas extrañas que se sumaban ahora a mi paranoia. Y por momentos, qué tengo que escuchar a este tipo que es un demente. Pero por otros... podría darle cinco minutos, total. Podría sentarme en un lugar público y seguro, como un café y escuchar mi destino, después de todo qué es eso de algo extraño, alguien...Quizás hasta nos volveríamos amigos, llevate el piloto me diría un día de pleno sol advirtiéndome desde su conocimiento supraterrenal que en algún momento se largaría con juerza. Y yo le haría un par de batatortas para compensar el favor, escucharíamos a Achira por la radio y jugaríamos al truco con las cartas de tarot alternando con un vasito de grapa. “En unos días lo vas a entender”, y entonces pensé: siempre estuve a favor del entendimiento, ma’ sí y le di el gestito de ma’ sí con bracito y todo.